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Mostrando las entradas de julio, 2025

¿Será?...

¿Acaso será correcto? ¿Será que de verdad no puedo avanzar si no la dejo? Pero, ¿cómo hago, si con ella era que quería avanzar en primera instancia? Entonces, ¿cómo hago? ¿Será que de verdad tengo que alejarme de ella? Pero hacer eso… ¿en qué terminará? ¿Será que al hacer eso puedo aceptar lo que la vida me quiere dar? ¿Será que no hay forma de avanzar con ella —como se entienda el "ella"—? ¿Será que no puedo? ¿Será que la vida intenta ponerme a prueba para ver si soy capaz de soltar? ¿O será que simplemente me hago el bobo y trato de dar explicaciones diferentes a la vida? No sé qué será...

Ansiedad, culpa ¿Dios?

Ya no sé si la ansiedad me la genera el trabajo, el estudio, las amistades o simplemente mi miedo a vivir. Cambié de trabajo, cambié de ambiente, paré mis estudios, y de todas formas siempre tengo problemas para estar bien. ¿Acaso no sé vivir diferente? ¿Qué tengo que hacer? ¿Por qué la vida no es tan fácil como simplemente tener un manual, como un computador o un celular? Simplemente que la vida te diga:  "- Presiona en tal parte si estás ansioso. -  ¿Estás ansioso por...? Si no sabes la respuesta, sigue leyendo.  - Ya determinamos a qué se debe tu ansiedad. Para solucionarlo solo tienes que hacer esto.  - Realizó su limpieza de ansiedad correctamente. Gracias por usar nuestros servicios." Pero no, la vida no es así de fácil, y pensar en lo complejo de ella genera aún más ansiedad. La misma que me genera la respuesta que nunca llegará, y que si llega, sé que no llenará lo que deseo, porque antes que nada: inconforme. Gracias, Dios. Me diste el paquete completo. Y, a...

Ser en peligro de extinción...

Acabo de ver en el metro algo que llamaré un ser en vía de extinción: una persona que estaba leyendo un libro y no viendo un teléfono. Una persona que estaba inmersa en las líneas que alguien había escrito, que solo pausaba su lectura para apoyarse y conseguir la estabilidad necesaria para volver a su libro. No logré ver qué leía, pero este ser estaba embelesado por lo que en el libro había. No quería perder ni un minuto de su vida sin saber qué pasaría a continuación en su lectura. Era admirable y, al mismo tiempo, triste. Me recordó mis primeros recuerdos en el metro, cuando ni en esta bella ciudad vivía. En esa época, los pequeños sentados iban asombrados por la grandeza de la ciudad, los jóvenes compartían entre ellos bromas e historias, y los adultos se veían leyendo libros, revistas, periódicos. Pero ahora ninguna generación se salva: los más grandes, después de años de criticar a los jóvenes por no soltar el teléfono, se unieron a ellos; los jóvenes tienen a otros al lado, pero ...