Siente lo que yo...
Cierra los ojos.
¿Lo hiciste?
Bien.
Ahora, imagina. Imagina el momento más difícil que hayas pasado, imagina lo que sentiste en ese momento; recuerda cómo te sentiste. Recuerda la rabia, la frustración, la tristeza.
¿Listo? Mantenlo ahí un momento.
Trae a tu presente ese cansancio. Trae a tu presente lo que sentiste después de ese día. ¿Cómo te sientes? ¿Mal? Seguramente quisieras que esa sensación desaparezca.
Ahora, piensa que has sentido eso durante una semana entera… luego un mes… luego un año. ¿Qué tal? ¿Mal? Tranquilo, ya casi terminamos.
Imagina que llevas los últimos diez años sintiendo eso. Imagina que, por más que intentas, no puedes estar mejor. Imagina ahora que no hay razón para ello, que nada lo inició, que lleva tanto tiempo ahí que ya ni recuerdas cómo se siente estar sin ese peso.
Así me siento todos los días.
Y ahora, imagina que, aunque te lo estoy contando, realmente nadie lo sabrá. Imagina que siempre tienes una sonrisa y que eso cansa aún más.
Comentarios
Publicar un comentario